El partido de López Obrador adelanta su preselección de candidatos y engrasa la maquinaria de cara a la cita electoral del año que viene, la prueba final antes de las presidenciales de 2024
Todavía queda un año, pero ya han empezado a moverse las primeras piezas de una cita crucial. Las elecciones del Estado de México son consideradas la última prueba antes de las presidenciales del año siguiente. Por su dimensión -el más poblado del país- y poder económico -el segundo en aportación al PIB- es el gran laboratorio de la pugna electoral mexicana. Esta vez será además el examen definitivo para la supervivencia del PRI y, por extensión, de la estrategia conjunta de la oposición contra Morena. Acorralado, con menos poder que nunca, una derrota en el Estado de México, uno de sus dos únicos feudos históricos donde aún gobierna, supondría un golpe prácticamente mortal. Hace cinco años, el partido de Andrés Manuel López Obrador ya rozó la victoria y para este nuevo asalto ha sido el primero poner en marcha su maquinaria con la designación provisional de candidatos. En la coalición opositora, en cambio, ni quiera tienen claro si se presentarán juntos o por separado.
Un mes antes de lo previsto, el partido oficialista decidió arrancar esta semana con las llamadas encuestas de reconocimiento, el polémico formato con el que Morena elige a sus candidatos. De manera provisional, se presentaron 68 nombres, pero arrasó la candidata morenista en los comicios pasados, Delfina Gómez, actual secretaria de Educación y favorita de López Obrador. Un 47,3% le dio su apoyo, seguido por el senador Higinio Martínez, con el 28,8%.
En 2017, la primera vez que Gómez se presentó como aspirante, Morena buscaba el poder por primera vez en un Estado. No lo logró en una contienda muy disputada que el priista Alfredo del Mazo ganó por la mínima. A pesar del traspié, López Obrador venció por goleada en las presidenciales de 2018 y cuatro años después ha conquistado 20 Estados. El partido en el Gobierno ya controla casi dos terceras partes de las entidades del país.
Mientras Morena ya ha empezado a carburar, en el bando de la oposición aún están por cerrarse los acuerdos más básicos. La coalición PAN, PRI y PRD aún no ha decidido siquiera si se presentará en bloque. El Estado de México es hasta ahora un bastión inexpugnable del PRI, donde no ha perdido desde hace más de 90 años y de donde salió su último presidente del Gobierno, Enrique Peña Nieto. El PRI solo mantiene el poder en dos entidades tras la sangría de los últimos años, donde ha ido cediendo terreno a marchas forzadas a favor de Morena.
Los dos nombres priistas que empiezan a sonar son los de Alejandra del Moral, una joven diputada estatal; y Ana Lilia Herrera, senadora y expresidenta municipal de Metepec. Pero desde el PAN también están apostando fuerte por un candidato propio, Enrique Vargas, expresidente municipal de Huixquilucan, una de las zonas con mayor renta per cápita de un estado con fuertes contrastes y 16 millones de habitantes.
Pese a tener el camino aparentemente más despejado, no todo son buenas noticias en Morena. La semana pasada fue convocado el Consejo Nacional del partido, precisamente, para oficializar la propuesta de los aspirantes a las elecciones del Estado de México. El consejo, sin embargo, quedó desierto. De los 300 consejeros convocados, solo acudieron 100, menos del quórum exigido para establecer acuerdos. Como resultado, no fue posible establecer una lista previa y paritaria con seis aspirantes y los nombres que fueron a la primera encuesta llegaron directamente de los más de 60 militantes que se apuntaron.
La presidenta del órgano interno de Morena, Bertha Luján, lamentó la desbandada. “Me preocupa mucho esto porque se vería como que hay alguna decisión política, de algún grupo, que decida darle o no vida al Consejo Nacional. Es preocupante que si estamos en un proceso no seamos congruentes. Si creemos en la democracia interna hay que darle el peso necesario”. Las palabras de Luján apuntan a uno de los principales problemas de Morena, las turbulencias internas. Fuentes del partido señalan como motivo de lo sucedido el rechazo del método de las encuestas, muy criticado por su falta de transparencia y que ya desembocó en unas interminables elecciones para elegir a los cargos directivos del partido.
Existe cierta preocupación por la pugna que pueda darse entre los dos principales candidatos. Gómez es considerada la favorita del presidente, mientras que Martínez cuenta con un sólido capital político en la entidad. De hecho, el actual senador y expresidente municipal de Texcoco es prácticamente el padrino de Gómez. Sus orígenes humildes, su trayectoria como maestra de primaria y su modesta trayectoria política —alcaldesa también de Texcoco y diputada federal— inyectaron frescura a la pasada contienda, conectando especialmente con los sectores populares. Pero ya como secretaria de Educación, designación personal de López Obrador, salieron a la luz una serie de irregularidades durante su mandato en Texcoco.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratificó este año una multa de 4.529.000 pesos (más de 190.000 euros) que el Instituto Nacional Electoral (INE) le impuso en septiembre a Morena por una red de financiación irregular llevada a cabo entre febrero de 2013 y julio de 2015 en Texcoco, cuando la Gómez era presidenta municipal. Durante el tiempo que duró el sistema, se retuvo el 10% de salario de cientos de trabajadores públicos de la localidad, más de dos millones de pesos —de acuerdo con la investigación del INE— que sirvieron para costear la formación de Morena.