Cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo sugieren que México tiene el potencial de aportar casi la mitad de los 78,000 millones de dólares de exportaciones anuales adicionales procedentes del nearshoring que el banco estima que podría generar América Latina a medio plazo, detalló la nota publicada por el diario británico.
Entre 2018 y 2021, la proporción de productos manufacturados importados por Estados Unidos desde México apenas cambió, según los datos recopilados por la consultora Kearney.
En cambio, las recompensas del boicot a China fueron cosechadas por los competidores asiáticos de bajo costo, incluidos Vietnam y Taiwán.
Los países asiáticos, aparte de China, aumentaron su participación en las importaciones de productos manufacturados de Estados Unidos de 12.6 a 17.4% durante el período.
Según la Oficina del Censo, el total de importaciones estadounidenses desde México en los últimos tres años sólo aumentó 11.8%, hasta alcanzar los 384,600 millones de dólares en 2021; una vez tenida en cuenta la inflación, el aumento total fue de algo menos de 4 por ciento.
Luego de presentar estos datos, la nota del Financial Times refiere un informe de UBS en el que se concluye que “la mayor parte de las ganancias han ido a Asean, India y Corea (…) Al menos por ahora, los datos de penetración de las importaciones de Estados Unidos no apoyan la opinión de que México ha sido un beneficiario neto del nearshoring”.
“Esta debería ser la época dorada de la inversión en México”, afirma Mauricio Claver-Carone, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y gran partidario del nearshoring, añadió la nota del diario británico.
Los cálculos del BID sugieren que México tiene el potencial de aportar casi la mitad de los 78,000 millones de dólares de exportaciones anuales adicionales procedentes del nearshoring que el banco estima que podría generar América Latina a medio plazo.
Claver-Carone dice que hay mucho interés de los ejecutivos en trasladarse a México: “No pasa un día sin que una empresa importante me llame y me diga: ‘Oye, queremos invertir [en trasladar la producción], ¿nos puedes ayudar en México?”.
Sin embargo, el interés aún no se ha traducido en ganancias económicas cuantificables, dice Ernesto Revilla, jefe de economía de América Latina en Citi y ex funcionario del Ministerio de Hacienda mexicano. Aunque el nearshoring se ha convertido en una palabra de moda en los debates sobre el futuro de la economía mexicana, dice, “nadie sabe cómo continuar la conversación”.
Omar Troncoso, experto en nearshoring de Kearney en México, ve algunas razones para el optimismo en los recientes cambios geopolíticos.
Dijo que hasta el año pasado, “México seguía siendo más caro que muchos países [asiáticos] de bajo coste” cuando se tenían en cuenta los costes totales de hacer llegar el producto al cliente. Entonces “tuvimos una interrupción masiva en [la] cadena de suministro y… el precio de un contenedor traído de China a Estados Unidos se disparó… Ahora es más barato producir en México”, afirma.
Según el Financial Times, Troncoso cree que el nearshoring destinado a abastecer el mercado estadounidense actualmente en curso tardará otros dos o tres años en aparecer en los datos. “Si se busca un espacio en algunas de las ciudades fronterizas… los agentes inmobiliarios le dirán que va a tener que esperar hasta 2025: todo… ya está vendido”.