Entre los migrantes que esperan en la frontera suroeste para entrar a EEUU, los hay tanto de países de la región, como Cuba y Venezuela, como de lugares más remotos, como Afganistán y China.
Arruaz, su esposo y sus dos hijos pequeños son de Cuba. Llegaron a la frontera entre Estados Unidos y México en abril y no están seguros de cuándo podrán presentarse en un puerto de entrada. En Cuba, ella era contadora y su esposo veterinario.
Como cubanos, Arruaz y su familia forman parte de uno de los grupos demográficos que registra un mayor aumento de encuentros a lo largo de la frontera sur de EEUU, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
En el pasado, la mayoría de los migrantes que ingresaban a EEUU o eran detenidos en la frontera con México provenían de Guatemala, El Salvador y Honduras.
En los últimos meses, los funcionarios de CBP han notado un cambio. Ahora la mayoría huye de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití. Los datos del CBP muestran que algunos incluso vienen de lugares tan lejanos como China y Afganistán. El viernes, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó de la remoción de migrantes de más de 30 países.
Adam Isacson, de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), un grupo de derechos humanos sin fines de lucro, compartió su opinión en Twitter sobre los datos de CBP sobre el cruce de migrantes. El experto observó que no hubo “grandes cambios” entre el número de migrantes detenidos entre los puertos de entrada de febrero a abril; excepto por Venezuela, de donde se encontraron 1.451 migrantes en febrero, 3.313 en marzo y 29.656 en abril.
“… Los ciudadanos [venezolanos] no parecían inmutarse por la posible expulsión por medio del Título 42 a México. O estaban mal informados. O ambas cosas”, escribió.
Isacson también apuntó “un poco más de diversidad de países” en los puertos de entrada.
Los funcionarios estadounidenses dicen que entre febrero y abril, la Patrulla Fronteriza de EEUU. también se ha encontrado con inmigrantes de Brasil, Colombia, India, Rumania, Rusia y Turquía.
Carlos Navarro, pastor de la Iglesia Bautista de West Brownsville, Texas, dijo a la Voz de América que no es solo una tendencia en las nacionalidades, sino que además se ven diferentes orígenes sociales en la frontera. “No solo de todo tipo de nacionalidades, sino de diferentes orígenes, estratos sociales, personas con títulos, ingenieros, médicos, abogados, arquitectos”.
Navarro y los feligreses de su iglesia tienen un programa para recibir y atender a los inmigrantes que buscan asilo.
“O sea, se nota que para que se vayan de su país, siendo profesionales, es porque algo no les conviene”, opinó.
No más Título 42
La medida de salud pública conocida como Título 42, implementada en la frontera durante la pandemia, expiró oficialmente el 11 de mayo. Permitía a los agentes fronterizos expulsar inmediatamente a los migrantes de regreso a México o a sus países de origen.
Ahora, los inmigrantes en la frontera están siendo procesados bajo el Título 8, la ley estadounidense que cubre la inmigración. Permite a los migrantes buscar asilo u otro alivio en los Estados Unidos si temen ser perseguidos en casa.
“Esta es una autoridad de cumplimiento de inmigración de larga data que varias administraciones, tanto republicanas como demócratas, han utilizado para procesar a las personas”, dijo a los periodistas el secretario del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, Alejandro Mayorkas, a finales de abril. “Conlleva severas consecuencias para la migración irregular, incluida una prohibición de reingreso de al menos cinco años y un posible enjuiciamiento penal por intentos repetidos de cruzar ilegalmente”.
Según la ley, los funcionarios de inmigración de EEUU han enviado de regreso a México o a su país de origen a miles de personas que cruzaron a sin autorización.
Muchos en la frontera dicen que quieren seguir las reglas, pero que es muy difícil venir a Estados Unidos.
Un migrante chino, que no quiso dar su nombre, le dijo a la VOA que era propietario de una pequeña empresa en su país. Huyó de los impactos económicos de los bloqueos de COVID-19 del gobierno d Beijing para probar suerte en la frontera sur de Estados Unidos.
“Tienes que pagar salarios a otras cosas y también tienes que cuidarte a ti mismo. Ahora hay mucha presión. Entonces, quería venir aquí a través de procedimientos formales. Pero, por un lado, EEUU no nos permite venir, y por otro lado, China no nos deja ir. Nos vemos obligados a hacerlo de esta manera, no tenemos otro medio”, explicó.
Farah, una migrante haitiana que tampoco quiso compartir su nombre completo, dijo que su familia de cinco integrantes ha estado esperando la oportunidad de cruzar a Estados Unidos durante los últimos tres meses.
“Tengan paciencia con nosotros. Venimos de muy lejos”, dijo. “Y las cosas van realmente mal en nuestro país. Están matando a gente inocente. Así que no podemos volver a nuestro país”.
Farah, su esposo e hijos se hospedaban en un albergue en el municipio fronterizo mexicano de Reynosa. La familia está tratando de obtener una cita utilizando la aplicación CBP One, una aplicación móvil lanzada por la CBP, para presentarse en un puerto de entrada y cumplir con la última restricción de asilo.